Cuando los locos juegan con armas de fuego.

La sobrecogedora matanza de esta Semana en Connecticut me hace pensar, como siempre que se producen estas matanzas, en por qué Estados Unidos tiene esa sobrecogedora tasa de mortalidad por muertes violentas, tanto individualmente como colectivas. Hace muchos años que el magnífico documental de Michael Moore sobre este tema dijo prácticamente todo lo que había que decir sobre el tema. No voy a añadir nada nuevo, pero sí, quizá, un enfoque distinto.

Sin duda existe un componente importantísimo en la facilidad de adquisición de armas en la gran cantidad de muertes violentas de tipo individual. Muchas armas en circulación no sólo supone un peligro potencial de terminar cualquier discusión en un tiroteo. Supone además, gran facilidad para los delincuentes de acceder a ellas, via compra, robo, etc. Pero aún así, no debe ser ésta la única razón. Otros muchos países tienen gran facilidad para acceder a las armas, como por ejemplo Canadá, y sin embargo su tasa de muertes violentas es irrisoria en comparación a Estados Unidos. Debe haber alguna otra razón de peso.

Dejando de lado el análisis de Michael Moore sobre el tema, a mi siempre hay algo que me ha llamado la atención sobre los Estados Unidos. Sabemos, por ejemplo, que la Sanidad Pública es bastante deficitaria en Estados Unidos. Sabemos que la mayor parte de estos criminales masivos tienen algún trastorno mental grave, normalmente algún tipo de psicosis. Generalmente esquizofrenias de todo tipo. En países como España, cuando en el entorno de una persona se detecta algún tipo de trastorno de este tipo, el acceso a la Salud Mental Pública es sencillísimo. Dudo que el sistema de Salud  Mental Pública norteamericano ofrezca las mismas facilidades. Tanto es así, que acudo a la página web del National Institute of Mental Health, y me encuentro con los recursos a los que puede acudir el ciudadano para cuidar por su salud mental. Y por orden son:

  • Los médicos de familia
  • Especialistas en salud mental, tales como psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales o consejeros de salud mental
  • Los líderes religiosos / consejeros

¿Perdón? ¿Cómo es eso? A ver si nos entendemos un poco. ¿Qué va a aconsejar un cura a un esquizofrénico paranoide? ¿Que rece? Pero si eso es contraproducente… ¡¡¡OIRA MAS VOCES!!! ¡¡¡Y ALGUNA HASTA PUEDE QUE LE ORDENE MATAR!!! Que Dios cuando se pone vengativo y sangriento no conoce límites y esto los esquizos se lo saben muy bien (que se lo pregunten a Abraham).

Sin un programa de Salud Mental público, gratuito y universal ¿Cómo esperan detectar de forma temprana a estas personas? ¿En la cárcel? La mayoría no ha pasado por ahí. Y probablemente nunca pasará. Juntemos eso con la falta de control de armas y tenemos ya mezclada la pólvora y la llama, la gasolina y el mechero. En este caso, se junta además una madre apasionada de las armas y algo paranoide, que encima fue la primera víctima y quizá hasta el desencadenante. Parece ser que algún tipo de tratamiento mental tenía el hombre, lo cual aún me resulta más increíble. Si se había detectado algo ¿cómo es posible que en su casa hubiera esa cantidad de armas?

Todo esto que nos parece tan de cajón, cuenta en Estados Unidos con la confrontación radical de dos de los lobbies más fuertes. El de las armas y el de las empresas de salud. Ellos no sufren daño alguno. Ellos están a salvo y sus hijos también. En la tierra de las desigualdades, no todos tienen las mismas oportunidades… ni de sobrevivir.

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3 thoughts on “Cuando los locos juegan con armas de fuego.

  1. Hay una cosa que se comentaba en el documental de Moore, y es la clarísima diferencia entre los telediarios y la TV de Canadá y los EEUU: mientras que en Canadá, país con tantas armas por habitante como en su vecino del sur, los telediarios dedican más tiempo a noticias sociales, eventos y cultura, en los EEUU se ceban en los crímenes de hispanos, gente de color y otras razas.

    Tal vez cabría preguntarse porqué la gente está tan embrutecida y paranoica en los EEUU, y quien alimenta a esa bestia del terror.

  2. En su día no me gustó el documental de Michael Moore. Por una razón periodística, no se trataba de un documental sino de una película. Y porque el desarrollo de la película no era empírico. Es decir, no partía de unas hipótesis para concluir en una tesis tras comprobar lo cierto de las premisas. Pero, al margen de esto, sí dejaba de manifiesto algo. Hay una industria que se alimenta de la violencia. Hay lobbies que presionan a los gobernantes americanos para que las leyes que permiten el acceso a las armas no cambien. Hay una enmienda constitucional que permite al ciudadano americano portar armas. Es decir, hay un negocio, suculento, que depende de las armas. Los sucesos como este solo son daños colaterales.
    Pero es que en EEUU la Sanidad es, quizás, el negocio más importante. De él vive una industria médica, farmaceútica y de aseguradoras que estarían amenazadas por una Sanidad Pública eficiente. En España vivimos el proceso contrario. Una Sanidad Pública, medianamente buena, es un gran bocado para este negocio.
    Al menos, aquí el acceso a las armas es, en principio, restringido.

  3. El documental de Michael Moore es, efectivamente una película, pero de corte documental. No hay actores profesionales. Son entrevistas, pero hay edición, post-producción y todo lo que quieras. Es lógico. Se persigue un fin. Y por otro lado, es lógico que no sea empírico. No estamos ante una ciencia física, sino humanística. Y en humanidades, el método científico, no tiene por qué generar buenos resultados. De hecho, a través del positivismo, hemos visto que este método en las humanidades crea «deformidades».

    El método de trabajo es otro. Tenemos un resultado. Vamos a ir descartando hipótesis. Hipótesis A. Historia violenta de USA, descartada.. Hipótesis B, la música trash metal… descartada… etc. Así es como va delimitando una posible hipótesis. No única, pero sí principal. Y creo que acierta plenamente en las conclusiones. Es una opinión personal.

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