¿Escrache si o escrache no?

Ya es ganas de meterse en berenjenales entrar ahora en este tema candente, ardiente, diría yo, de la actualidad española. Allá vamos, e intentaré ser conciso.

Los «escraches», como método de presión sobre una clase determinada, surgieron en Argentina. O al menos, si no el concepto, sí el término. Una sociedad muy viva, con una clase media intelectual muy activa. Una clase media intelectual que, aunque no participa directamente en política, se preocupa por la política. Presión sobre políticos, no obstante, ha existido antes y de muchas formas.

Y en medio de la debacle en la que se ha convertido España, llegan aquí. Como método de presión límite. A la persona, no al político. A la persona, a su entorno personal. A su núcleo. Con expresiones declaradas de violencia verbal ¿Escraches si o no?

Sin duda, SI. Sin ningún género de dudas. Vamos a ver como me explico.

Los escraches, ¿violentos? Pues la verdad, no lo parecen.
Los escraches, ¿violentos? Pues la verdad, no lo parecen.

Vivimos en un país que está sufriendo una enorme crisis a todos los niveles. Una crisis sistémica. Realmente sistémica. Una crisis que afecta al terreno social, una crisis de identidad como país. Una crisis que llega a afectar a los valores que como sociedad habíamos adquirido. Y en medio de la crisis, tenemos a los políticos. Unos políticos que siguen votando con fiel disciplina de partido lo que desde arriba se les manda, colaborando a continuar con una situación terriblemente injusta ¿Que escrachean a un chaval que es simple diputado? Pues mira, lo siento, que no se meta. O mejor, que ejerza su papel. Que lo ejerza honradamente, que pase de la disciplina de voto, que diga «hasta aquí hemos llegado». Que ejerza de político, no de mindundis político, que es lo que son los parlamentarios de hoy. Si no quiere ver al pueblo en la puerta de su casa dándole una patada en el culo diciéndole «¡¡¡haz algo de una puta vez, coño!!!», simplemente que se mueva. Necesitamos ver un parlamento vivo. Que el mindundis del PP o del PSOE, no se limite a votar como un borrego. Que alguna vez se levante. Que alguna vez diga «¡¡eso no es así!!» Que sintamos que son parte del pueblo, no sólo parte de sus partidos. Pero eso es una utopía. ¿Una utopía? Bueno, pues recordémosles alguna vez que nosotros aún soñamos. Y no nos limitamos a soñar.

Porque ahora hay un montón de revolucionarios. Revolucionarios del «Me gusta» y del Compartir en facebook. Revolucionarios del retuit. Revolucionarios del crear una recogida de firmas en change.org y todos tan contentos. Ya hemos cumplido por hoy. Y los políticos tan contentos. Piensan: «votad cada cuatro años y luego a hacer la revolución en twitter». No. NO. ¡¡¡NOOO!!!  A ver si nos enteramos de una vez. Ninguna revolución, por pequeña que sea, se hizo sentado en casa. Ni el que las mujeres votaran, ni es que todo el mundo votara, ni los derechos civiles de los negros. Nada de eso se ganó en casa. Hizo falta Martins Luthers Kings. Hizo falta Emilys Davisons. Hizo falta que Emmeline Pankhust llamara a las mujeres inglesas a romper los cristales de las casas de los líderes antisufragista para que se las escuchara. Hizo falta que mujeres como Ethel Smyth lo hicieran. Eso sí que era un escrache.

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Una reivindicación justa. Una forma no violenta.

¿Violentos? Alguno se colará, no lo dudo. Pero el movimiento en sí no lo es. Sí, es violento colarse en la vida de alguien, pero no es gratuito. En absoluto. Lo hicieron las sufragistas. Lo hicieron los antisegregacionistas. Lo tenemos que hacer nosotros. Me llama la atención que los mismos que justifican la invasión de Iraq digan ahora que los escraches se hacen a personas inocentes. Utilizando su mismo lenguaje… Víctimas colaterales, amigos. Sólo son víctimas colaterales.  Pero es que además encima no son totalmente inocentes. Son culpables de apoyar a un sistema corrupto. Ser piezas insignificantes y prescindibles de ese sistema no les quita ni un ápice de responsabilidad.

Sólo un detalle en contra, no de los escraches, sino de los que los organizan. Me gustaría verlos siguiendo a políticos de la Junta de Andalucía. Me gustaría verlos siguiendo a algún presidente de la Diputación de alguna provincia andaluza gobernada por el PSOE. O contra algún lider de IU que también ande metido en el ajo de los EREs. Ganarían bastante credibilidad a mis ojos.

Pero a pesar de ello, sin duda ninguna. Escraches SI… Y espero que se multipliquen.

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