Willy Toledo, el Grande

No puedo remediarlo. He estado unos dias intentando salvar los antiguos post de libertaddactilar antes de publicar el primer post de la nueva era, pero creo que algún día me dedicaré a ello con más ahínco, porque hoy no es el día. Hoy han puesto carnaza entre mis dedos y no quiero dejar pasar el día sin una pequeña reseña a ciertos comentarios vertidos en la prensa.

Hay cosas que no son ni de derechas, ni de izquierdas, son cosas personales. Lo es la honradez, lo es la decencia, la coherencia o la estupidez. Afortunadamente para todos, y para el devenir dialéctico, andan todas las opciones políticas equilibradas tanto de mentes preclaras, como de clarísimos asnos.

En un pais donde los actores, como tantas otras profesiones, andan más pendientes de la subvención que del trabajo, donde las exigencias del guión fuerzan a más de uno a mostrar sus partes pudendas tres o cuatro veces por película, y una vez por película sus dotes… de actor (cuando se van a Hollywood y dejan de mostrar sus pubis, entonces los actores españoles los llaman vendidos al capital, que siempre he pensado yo que venderse al capital debe ser sinónimo de recatarse), decía que en este pais, los actores de la ceja en alto, los cómicos que gustan algunos de decir, toman partido inmediato por opciones que son más que incoherentes, absurdas.

Los que me leeis de hace tiempo (pocos) sabéis que para mi el peor de los insultos no es el que nombra a mi madre, o me inventa una tendencia sexual. Lo que más me molesta es que me llamen irracional. incoherente. Pues siendo así, ambos conceptos se los dedico hoy al amigo Toledo, que me ha hecho volver.

Orlando Zapata tenía muchos defectos para el régimen cubano. Era pobre, era negro y se llamaba Zapata. Todo lo necesario para ser un revolucionario de pro. Y sin embargo, era anticastrista. No entraré ahora a debatir si era o no era un delincuente común. Creo que no lo era. Negar la existencia de presos politicos en Cuba es meter la cabeza en el agujero y negar una evidencia. En cualquier caso, era un preso. Un preso más.

Si uno está en una manifestación en contra de Guantánamo (yo lo he estado), tiene también que estarlo en una contra las cárceles cubanas. Si uno apoya una causa como la saharaui y pelea porque no muera una mujer, no puede dejar morir a otro preso en Cuba con la peregrina excusa de que «era un delincuente». O estas a favor o en contra de los derechos humanos, los vulnere quien los vulnere

Ni Willy Toledo ni yo conocemos en profundidad el proceso contra Zapata. Solo conocemos una cosa. Que ha muerto en la cárcel. Y si él se llama a si mismo progresista, sólo por ese hecho debería estar en la calle protestando contra el régimen castrista, de la misma forma que lo haría contra el régimen iraní por austiciar homosexuales, o contra el régimen chino, o contra el régimen del terror del Estado de Texas, por poner un ejemplo. ¿Por qué ese partidismo repentino? ¿Por qué esa muerte es tolerable y perdonable? Porque en realidad, toda esta manada no son ni progresistas, ni leches. Son meros subvencionados, mamatetas, chupabotes y similares. Defenderían a Stalin si vieran la posibilidad de una subvención. No encuentro otra explicación.

Bueno, sí la hay. Puede que, después de todo, sólo sean unos irracionales y unos incoherentes. Menos mal que ése solo es el peor insulto del mundo para mi.

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2 thoughts on “Willy Toledo, el Grande

  1. Amigo Dactilar, me es grato saber que has vuelto a la arena bloguera, y veo que ya hace un año… Casualmente me he acordado de repente de ‘LDact’ cuando lo he visto enlazado en el blog de Flashman.

    Respecto a este tristísimo asunto, ya viejo, coincidimos parcialmente. En su momento lo seguí, ahora apenas lo recuerdo. Mi conclusión entonces es que no se trató de un asesinato. Ver por ejemplo:

    http://www.larepublica.es/spip.php?article18871

    Willy Toledo, si mal no recuerdo, tenía buena parte de razón entonces. A la vez, evidenciaba su exagerado sesgo pro castrista.

    Un saludo muy cordial,
    Juan Fernando

  2. Si, pero no es ese el sentido del post. Se trata de que si un tío en Guantánamo hace huelga de hambre, a pesar de todas las atenciones médicas, va y se le ocurre morirse, tenemos aquí al amigo Toledo dando morcilla todo lo que sabe y más (que es mucho). Que si se llega a morir la activista saharaui (con su justa reivindicación), lo mismo.

    Al revés, en cambio, ni jota.

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