A vueltas con Israel y el sionismo.

En la anterior etapa de este blog muchos fueron los artículos dedicados al Estado de Israel y al sionismo. Fácil es para los demagogos presumir en estas críticas atisbos de antisemitismo, pero bueno, también hablan los nacionalistas vascos y catalanes de anti-vasquismo y anti-catalanismo en cuanto osas tocar alguno de sus MITOS FUNDACIONALES.

Leo ayer en El Mundo que ciertos documentos revelan que Israel ofreció cabezas nucleares a Sudáfrica durante el régimen del Appartheid.  El Estado de Israel desmiente la noticia y todo queda ahí. Bueno, todo queda ahí para el que no quiera leer entre líneas. Ahora el mundo querrá olvidar la época en que Israel era prácticamente el único Estado de la Tierra que mantenía relaciones con el régimen racista de Pretoria. Pero eso ocurrió. Y no es de extrañar.

El sionismo es un movimiento nacionalista y en principio laico que surge en el siglo XIX en centroeuropa. Digo en principio laico porque aunque no se definen como religiosos, la base racial a la que aluden no está bien definida. Etnicamente hay semitas (por ejemplo, los sefardíes), hay eslavos (gran parte de los ashkenazy) y no existe una homogeneidad más allá de lo religioso, que es, en definitiva, lo que es ser judío. Y aunque no todos los judíos son sionistas, (incluso movimientos ultrarreligososo son antisionistas, por el punto laicista que tienen), todos los sionistas son, en principio, judios (habría que decir con ascendentes judios).

En España tenemos ejemplos de lo que significan los nacionalismos decimonónicos. Desde el nacionalismo catalán de la Renaixença (cuyos textos a veces asustan por sus contenidos evidentemente xenófobos), hasta el nacionalismo vasco de Sabino Arana (es anecdótico lo del RH al lado de otras afirmaciones), todo el nacionalismo bebe de las mismas fuentes de las que también bebieron el nazismo alemán, por poner un ejemplo (los nazis eran, precisamente nacional-socialistas, que es exactamente como se definió el sionismo en un principio).   La idea de un pueblo, una nación, un Estado, que tan fervientemente reclaman los nacionalistas catalanes con los Paissos Catalans o los nacionalistas vascos con el Gran Euskadi, se repite en Alemania en los años 30 con la anexión de todos los territorios de habla alemana (Sudetes, Austria, el corredor de Danzig (Prusia), etc.), y no es muy lejana de la Idea de Eretz Israel.

Por supuesto que todos ellos recurren al falseamiento de la Historia para tales pretensiones. Los catalanes olvidan que nunca hubo unos Paissos Catalans en la historia, y los vascos que lo más parecido a lo que ellos quieren fue, en su época, un Reino de Navarra que ni siquiera se corresponde a las fronteras actuales que reclaman, ni idiomáticamente estaban cerca de lo que ahora prentenden. Igualmente la época de esplendor el Estado Judio unido se remonta a unos pocos años, durante el reinado de los tres reyes unificadores. Antes de eso y después de eso, Israel como tal era un grupo de tribus de origen nómada que ni siquiera profesaban la misma religión.

Todos estos puntos de contacto determinan la falsa creencia de una superioridad racial inexistente. Y por contraste, la inferioridad de todas las demás razas y como corolario y consecuencia, la predestinación de una de ellas a exterminar a los elementos discordantes de su territorio. Israel incluso ha adoptado del nacismo el siguiente paso. La teoría del Espacio Vital. Los muros de separación, la colonización de tierras palestinas y la eliminación de Jerusalén de cualquier vestigio árabe así lo determinan.  Muros de separación y colonización que también existían en Sudáfrica. Y el círculo se cierra.

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