El crowdfunding y la vieja guardia.

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Licencia CC de Rocio Lara en Flickr

Hoy he visto una noticia en la prensa que me ha hecho sonreír. La noticia es de El Mundo y habla del crowdfunding y los nuevos partidos (lo he leido en la edición de papel. Me ha hecho mucha gracia porque había un gráfico muy interesante sobre 4 de los nuevos partidos y sus solicitudes de dinero para financiar la campaña a través de este novedoso sistema.

Para lo que no lo sepan el crowdfunding es una forma de recaudar fondos para financiar distintas actividades (políticas, cine, musicales, etc). Por ejemplo. Si alguien quiere hacer un documental sobre algún tema pero nadie se lo financia, cuelga en la red una página en la que a través de ciertos portales especializados, es posible recaudar el dinero con pequeñísimas aportaciones particulares (que van desde 1 hasta la cantidad que se fije como tope máximo). La media de aportaciones suele ser de 20 a 30 euros y a cambio puedes aparecer en los créditos de la película, o te regalan una camiseta, o un pin o similar.

Ese sistema tan estupendo de recaudar fondos ha sido utilizado por varios partidos, por ejemplo Podemos, Partido X, Equo y VOX. «Podemos» ha conseguido así 61.000 euros, aproximadamente,

Partido X, de Falcani, ha conseguido la nada despreciable cantidad de 54.000 euros.

Equo ha conseguido unos 54.000 euros en crowdfunding y una cantidad indeterminada aun en bonos retornables que significa que la gente paga 100 euros y se los devuelven si consiguen un europarlamentario.

La cruz de la moneda (y la parte «graciosa») viene de VOX. Esta formación política que parece convocar a los más trasnochados de España, ha recogido TAN SOLO UNA aportación por valor de 6 euros. Lo gracioso es como justifican desde el partido ese estrepitoso fracaso. «Como crowdfunding es una palabra en inglés y además se hace en internet, nuestros posibles votantes creen que es un timo». Ya en su día dije que VOX no me convencía nada. Efectivamente. No me convencía entonces, ni ahora. Y por lo que veo sólo ha convencido a los nostálgicos de una España que no sabía inglés, no conocía internet y no confiaba en el pueblo. Una España que pasó hace mucho tiempo. O debería haber pasado.

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